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La Real Academia Española de la Lengua define «talento» como la combinación de la inteligencia, la aptitud y la capacidad para desempeñar una ocupación. Blázquez (1995) lo define como “una aptitud natural o adquirida para algo”.
Según el Profesor García Manso, el talento se hace. «El niño que juega bien, es un niño de alta dotación, y habrá que formarle para que pueda llegar a ser un verdadero talento. 
Porque talentos son los que han llegado a ser jugadores profesionales». Tener unas aptitudes innatas adecuadas es clave para que luego se puedan desarrollar las habilidades necesarias que requiere el juego. La calidad de su experiencia con el deporte va a ser fundamental para forjar un valioso talento.
Según el Profesor García Manso, el talento se hace. «El niño que juega bien, es un niño de alta dotación, y habrá que formarle para que pueda llegar a ser un verdadero talento. Porque talentos son los que han llegado a ser jugadores profesionales». Tener unas aptitudes innatas adecuadas es clave para que luego se puedan desarrollar las habilidades necesarias que requiere el juego. La calidad de su experiencia con el deporte va a ser fundamental para forjar un valioso talento.
Hemos de identificar el talento deportivo para perfeccionarlo y obtener altos logros gracias al entrenamiento (Pancorbo, 2004). La etiqueta de jugador talentoso suele tenerla quien es capaz de realizar soluciones motrices eficaces durante el juego con el balón. Pero el talento es mucho más, es un complejo de aptitudes, inteligencias, conocimiento, motivaciones y destrezas aprendidas que predisponen a un individuo al éxito (Gardner, 1983).
Históricamente la inteligencia se creía única e inamovible, además se podía medir con el coeficiente intelectual (CI). Pero en 1983, Howard Gardner revolucionó la concepción tradicional de la inteligencia presentando su obra “Frames of Mind”, y con ella, la teoría de las inteligencias múltiples. Gardner define la inteligencia como “la capacidad de resolver problemas o de crear productos que sean valiosos en una o más culturas”. 
Lo importante de su teoría es que define la inteligencia como una capacidad, convirtiéndola en una habilidad que puede ser entrenada, desarrollada y ampliada, desechando los test y el expediente académico para determinar si una persona es inteligente o no, y olvidando la idea tradicional de que la inteligencia es innata y no se puede mejorar. La inteligencia se construye sobre un conjunto de ellas, que son independientes unas de otras, pero que interactúan entre sí.
Históricamente la inteligencia se creía única e inamovible, además se podía medir con el coeficiente intelectual (CI). Pero en 1983, Howard Gardner revolucionó la concepción tradicional de la inteligencia presentando su obra “Frames of Mind”, y con ella, la teoría de las inteligencias múltiples. Gardner define la inteligencia como “la capacidad de resolver problemas o de crear productos que sean valiosos en una o más culturas”.
Lo importante de su teoría es que define la inteligencia como una capacidad, convirtiéndola en una habilidad que puede ser entrenada, desarrollada y ampliada, desechando los test y el expediente académico para determinar si una persona es inteligente o no, y olvidando la idea tradicional de que la inteligencia es innata y no se puede mejorar. La inteligencia se construye sobre un conjunto de ellas, que son independientes unas de otras, pero que interactúan entre sí.
Gardner y su equipo de la Universidad de Harvard han identificado hasta 12 tipos de inteligencias: Lingüístico-Verbal; Lógico-Matemática; Visual-espacial; Musical; Corporal-Kinestésica; Interpersonal; Intrapersonal; Naturalista; Emocional; Existencial; Creativa y Colaborativa
Gardner y su equipo de la Universidad de Harvard han identificado hasta 12 tipos de inteligencias: Lingüístico-Verbal; Lógico-Matemática; Visual-espacial; Musical; Corporal-Kinestésica; Interpersonal; Intrapersonal; Naturalista; Emocional; Existencial; Creativa y Colaborativa
Hay que interpretar y comprender «el todo» desde la complejidad de las interacciones de las cosas, y no desde los conceptos por separado. 
El futbolista es una estructura hipercompleja configurada por las interacciones y retroacciones, de entre al menos, 6 estructuras (Condicional, coordinativa, cognitiva, socio-afectiva, emotivo-volitiva y creativo-expresiva) que se conforman en un proceso único de optimización, por medio de un flujo de energía generada por los diferentes acontecimientos que experimenta.
La variedad de las tareas enriquece las respuestas aleatorias y diversas, que es como sucede en la realidad. Por lo tanto, hay que crear situaciones simuladoras preferenciales 
que se acerquen a esa realidad y que permitan altos niveles de interacción entre todas las estructuras, las cuales, siempre se configuran en mayor o menor medida. Los caminos de optimización no tienen solo un recorrido, no son lineales, sino que son aleatorios, es decir, no tenemos que entrenar sobre el automatismo y sí sobre la variedad.
Hay que interpretar y comprender «el todo» desde la complejidad de las interacciones de las cosas, y no desde los conceptos por separado. El futbolista es una estructura hipercompleja configurada por las interacciones y retroacciones, de entre al menos, 6 estructuras (Condicional, coordinativa, cognitiva, socio-afectiva, emotivo-volitiva y creativo-expresiva) que se conforman en un proceso único de optimización, por medio de un flujo de energía generada por los diferentes acontecimientos que experimenta.
La variedad de las tareas enriquece las respuestas aleatorias y diversas, que es como sucede en la realidad. Por lo tanto, hay que crear situaciones simuladoras preferenciales que se acerquen a esa realidad y que permitan altos niveles de interacción entre todas las estructuras, las cuales, siempre se configuran en mayor o menor medida.
Los caminos de optimización no tienen solo un recorrido, no son lineales, sino que son aleatorios, es decir, no tenemos que entrenar sobre el automatismo y sí sobre la variedad.
La palabra “teoría” proviene del griego “theoreo” que significa “observar”. Las teorías son esquemas conceptuales que buscan ordenar el conocimiento de la experiencia y la investigación, para comprender y explicar lo que ocurre en una realidad que es cambiante y evoluciona. 
Popper, K. (1962) “Las teorías son redes que lanzamos para apresar aquello que llamamos mundo, para relacionarlo, explicarlo y dominarlo”. Entre la teoría y la práctica hace falta un intermediario, y ese papel lo cumple el modelo (Ladrière,1978). “Los talentos múltiples del futbolista” pretende aportar su granito de arena para poder entender cual es el camino correcto en la mejora del deportista a través del entrenamiento, y absorve las ideas de varios gigantes del pensamiento que ya disponen de modelos contrastados llevados a la práctica con éxito. El jugador con un alto grado de desarrollo en los 8 talentos sera definido como “Talento integral”, aquí explicamos porque Messi es el mayor talento de la historia del fútbol.
La palabra “teoría” proviene del griego “theoreo” que significa “observar”. Las teorías son esquemas conceptuales que buscan ordenar el conocimiento de la experiencia y la investigación, para comprender y explicar lo que ocurre en una realidad que es cambiante y evoluciona. Popper, K. (1962) “Las teorías son redes que lanzamos para apresar aquello que llamamos mundo, para relacionarlo, explicarlo y dominarlo”. Entre la teoría y la práctica hace falta un intermediario, y ese papel lo cumple el modelo (Ladrière,1978).
“Los talentos múltiples del futbolista”pretende aportar su granito de arena para poder entender cual es el camino correcto en la mejora del deportista a través del entrenamiento, y absorve las ideas de varios gigantes del pensamiento que ya disponen de modelos contrastados llevados a la práctica con éxito.El jugador con un alto grado de desarrollo en los 8 talentos sera definido como “Talento integral”, aquí explicamos porque Messi es el mayor talento de la historia del fútbol.
La percepción es el proceso mental por el cual el futbolista puede seleccionar, organizar e interpretar la información en el terreno de juego. Los jugadores pueden mejorar su rendimiento a través de la práctica específica, da igual su habilidad inicial. Gracias a la experiencia pueden mejora la búsqueda visual de la información, comprender lo que está ocurriendo en la situación real de juego y adaptar su respuesta (Williams, 2000). Los jugadores expertos recuerdan y reconocen los patrones de manera más efectiva, tienen una gran capacidad de anticipación y detectan mejor los detalles relevantes del juego(Ericsson, 2003).
Los procesos involucrados en la interpretación de una situación específica y la capacidad de estar en el lugar y en el momento correcto para ejecutar la acción correcta, parecen ser los factores que marcan la diferencia entre los jugadores exitosos y los que no (Thomas y Thomas, 1994). Poner a prueba las capacidades funcionales de la inteligencia del jugador es algo imprescindible para conformar su personalidad de forma definitiva (Seiru-lo, 1991).
El talento de ser creativo en el fútbol está asociado con la capacidad de producir respuestas fluidas, diferentes y novedosas con el fin de resolver un problema de una forma original. Para desarrollar bien la técnica específica hay que fomentar el aprendizaje en libertad, permitiendo adaptaciones propias del futbolista. Además, las tareas planteadas tendrán similitud con las acciones específicas que se dan en el juego, de manera que se aproximen a la realidad lo más posible. La creatividad técnica y la inteligencia de juego son claves en la adecuada formación del joven futbolista (Memmert, 2010).
El desarrollo de este talento se sustenta en la “creatividad motriz”, que es la capacidad de expresar nuevas formas de movimiento combinando técnicas previamente adquiridas, que son elaboradas por un individuo en ambientes favorables para su desarrollo. Es necesario crear muchos y variados contextos con el balón, como puede ser el manejo con todas las partes del cuerpo (de forma ordenada o aleatoria), situaciones de deseequilibrio y reequilibrio, diferentes direcciones y velocidades, así como acciones combinadas que busquen la mejor adaptación a las situaciones cambiantes del juego.
El ser humano tiene 2 tipos de fibras musculares principalmente, las de contracción lenta o ST y las de contracción rápida o FT. También llamadas fibras tipo I y fibras tipo II (Edstrom y Nystrom, 1969). El porcentaje de fibras musculares ST o FT viene determinado genéticamente al nacer (McGuff, 2009). Pero autores como Pette y Staron (2000) o Hoppeler y cols (2011) han demostrado que las fibras musculares son versátiles y capaces de ajustarse en función de las demandas a las que sean expuestas, pudiendo cambiar de lentas a rápidas o de rápidas a lentas. Por lo tanto las fibras musculares se adaptarán a los requerimientos específicos que se repiten en el juego.
Actualmente consideramos que la fuerza es la capacidad condicional que permite al jugador mantener un óptimo rendimiento en las acciones específicas del juego. Es la cualidad física básica a partir de la cual pueden expresarse las demás (Tous, 2007). Aquí explicamos la importancia de la fuerza en el fútbol.
El talento de la competencia mental nos sirve para afrontar los retos que surgen en el día a día y tiene que estar cimentado sobre una base sólida que permita al jugador tomar las mejores decisiones. Van Yperen (2009) habla de 5 competencias que desarrollan el talento y están asociadas al éxito futbolístico: Disciplina, compromiso, resiliencia, comportamiento ante los problemas y búsqueda de apoyo social. Toering y cols (2009) examinaron el nivel de rendimiento en jugadores de fútbol juvenil y descubrieron que la reflexión y el esfuerzo predicen positivamente el éxito.
Para alcanzar un pleno desarrollo personal y profesional, el futbolista necesita optimizar sus capacidades y responder de manera eficiente a los retos que van a aparecer en su carrera deportiva. Dirigir los pensamientos, adquirir nuevos conocimientos, mejorar sus actuaciones y sus habilidades son objetivos que podrán ser alcanzados con las herramientas adecuadas.
«Las habilidades del deportista consigo mismo son todos los recursos que utiliza el futbolista para autorregularse y conseguir su máximo rendimiento».
Este talento parte de la motivación por un bien mayor, concretando los pensamiento en actos por medio de los fenómenos de la voluntad, con una toma de decisión rápida para el beneficio común. El tiempo de reacción es fundamental, una décima de segundo puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso. Seirul-lo (2004) «El jugador necesita satisfacer las expectativas que tiene el grupo con él, en cada episodio del juego». Existe un fuego interno que nos pone en marcha con rapidez para luchar por algo mayor que nosotros mismos, y cuanta mayor voluntad de satisfacer las necesidades del equipo tenga el jugador, menor será la pérdida de tiempo en cada acción.
Se requiere de un alto nivel de compromiso y determinación para alcanzar los objetivos con cierta dificultad (Locke y Latham, 1990). Los primeros comportamientos motivadores parecen tener un efecto positivo en la voluntad posterior (Vallerand, 2001). Esto nos dirige al concepto de contagio emocional por medio de la activación de las neuronas espejo, si nuestro compañero se deja la piel por el equipo, nosotros lucharemos por él hasta la extenuación.
El aprendizaje es el resultado de procesos cognitivos mediante los que se asimilan e interiorizan nuevas informaciones, destrezas, conocimientos y conductas, por medio de la experiencia, la instrucción, el razonamiento y la observación. La Comisión para la Educación de la Unión Europea considera que aprender a aprender es una competencia básica que tiene gran influencia sobre las demás. El proceso de aprender y fomentar el talento debe aparecer desde edades tempranas, requiere de motivación, tiempo, esfuerzo y pasión.
El talento de aprendizaje va unido a la automotivación, que es el motor interno que nos impulsa a mejorar y aprender. El aprendizaje profundo implica el dominio, la transformación y la utilización de ese conocimiento para resolver problemas reales (Beas y cols, 2000). Es fundamental una actitud humilde y paciente, manteniendo la curiosidad y el asombro. Aprender requiere de atrevimiento y de acción. Gagné (1993) destaca que el aprendizaje, la formación y la práctica son pilares para el desarrollo del talento.
Goleman (1995), nos habla de “la capacidad para saber gestionar nuestras emociones y las ajenas, utilizando como fuente fundamental la empatía”. Integra la capacidad de motivarnos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de entender nuestros sentimientos y de regular nuestros propios estados de ánimo. Hablamos, en esencia, de comprenderse a uno mismo y de aceptar a los demás.
Las reacciones emocionales vienen acompañadas de alteraciones fisiológicas momentáneas que nos afectan directamente. Pero el talento emocional permite sacar a la luz las habilidades de autocontrol, automotivación, perseverancia y empatía, para obtener el máximo rendimiento en los entrenamientos y partidos. La reparación emocional tiene un efecto significativo sobre el bienestar psicológico, habiendo una relación directa con la autoestima y las emociones positivas (Landa y cols, 2009).
La suma de todas las relaciones que coexisten dentro de un equipo, determina el nivel de satisfacción y de rendimiento. Siendo las buenas relaciones, las que constituyen la base de la plenitud y felicidad vital del equipo. Este talento subyace de todas las habilidades de comunicación y relación, basadas en un sentimiento auténtico de empatía. Nos permite expresarnos de un modo honesto, directo y respetuoso para abrir nuestros corazones a relaciones más sanas, positivas y cálidas con las otras personas (Bach y Forés, 2008).
Seirul-lo (2007) nos abre la vía de la “aserto-motricidad”.En el campo de juego los futbolistas se relacionan por medio de situaciones comunicativo-motrices, que aparecen de forma constante y están cargadas de valores afectivos entre los jugadores. Este talento se desarrolla cuando aparece la honestidad y el compromiso con el compañero, aumentando la ayuda mutua en el espacio de intervención y promoviendo que aparezcan los sentimientos de confianza y cohesión. El “juega fácil” quiere decir, “juega asertivamente”, facilita la comprensión de tu mensaje evitando exponer negativamente al compañero.
La formula del talento considera los factores que inciden en el desempeño de cada jugador en cada uno de los 8 talentos. En todos existe una habilidad concreta, la creatividad de manifestarla y la pasión para impulsarla. El talento es el arte de combinar estas 3 cualidades. Las habilidades y la creatividad son sumatorias, pero la pasión es multiplicadora.
Cada talento requiere de unas habilidades específicas a desarrollar. El término habilidad proviene del latín “habilĭtas” y hace referencia a la maña, la destreza o la aptitud para desarrollar alguna tarea. La Real Academia Española entiende la habilidad como la capacidad para desempeñar de manera correcta y con facilidad una tarea o actividad determinada. Una habilidad general y poco especializada se convierte, tras el aprendizaje, en una habilidad especializada y compleja propia de un entorno concreto (Batalla, 2000).
Permite al futbolista tener un sello distintivo, que se puede expresar en una o en varias áreas en las que destaca el jugador. Un acertado uso de la creatividad va a predisponer al jugador para manifestar sus talentos y así aportar un valor real al equipo. Hablamos de un don que tienen todas las personas y se expresa al estar motivado, en espacios abiertos, con libertad y trabajando en equipo (Acosta y cols, 2016). Si queremos alcanzar resultados superiores se ha de retar al talento a buscar nuevas estrategias para que pueda resolver cada situación de forma eficiente. Así se optimiza el jugador para que aflore la magia de la creatividad enfocada al servicio del equipo.
Es el alma de cualquier talento. Los grandes avances o aprendizajes llevan innato el motor de la pasión. Si no amas lo que haces terminarás tirando la toalla, da igual el potencial talento que tengas, no habrán mejoras de la habilidad ni magia de la creatividad. Es fundamental tomar acción con pasión. Si nos gusta lo que hacemos estaremos en constante evolución para adquirir nuevas herramientas que mejoren nuestras habilidades y nos permitan definirnos como talentos. La pasión está íntimamente ligada a los hábitos y a la acción. “Sin pasión no hay arte” – Henri Matisse.
Si nos centramos en la mejora de las habilidades a través de un modelo establecido, estaremos coartando las posibilidades de hacer brillar todo el potencial creativo del jugador. Para el entrenador es más fácil y cómodo ceñirse a lo establecido, ya que no hace falta la individualización. En cambio, si al jugador se le ofrecen otras opciones, otros conocimientos, otras tareas para mejorar las habilidades con nuevas fórmulas que se adapten a su interés, mediante una libertad creativa, estaremos incentivando también su pasión, que es el factor multiplicador de la ecuación y el que nos va a permitir ver su máximo potencial de talento.
Si nos centramos en la mejora de las habilidades a través de un modelo establecido, estaremos coartando las posibilidades de hacer brillar todo el potencial creativo del jugador. Para el entrenador es más fácil y cómodo ceñirse a lo establecido, ya que no hace falta la individualización. En cambio, si al jugador se le ofrecen otras opciones, otros conocimientos, otras tareas para mejorar las habilidades con nuevas fórmulas que se adapten a su interés, mediante una libertad creativa, estaremos incentivando también su pasión, que es el factor multiplicador de la ecuación y el que nos va a permitir ver su máximo potencial de talento.
El talento puede llegar a cotas muy altas, aunque inevitablemente con el paso del tiempo algunos comenzarán a disminuir, dándose un proceso a la inversa. Cuando un talento ha llegado a su máximo desarrollo comenzará la adaptación, una lucha que no tiene fin, los talentos pueden aumentar con el entrenamiento y pueden disminuir por la dejadez, o por la edad. Para que el sumatorio de los 8 talentos se mantenga intacto, muchos jugadores optan por adaptarse y cambiar sus fortalezas, apareciendo así el efecto de compensación. Por ejemplo, con la edad suele disminuir el talento físico-condicional, pero muchos trabajan el neurocompetente para compensarlo.